Escribir para vender en internet

Escribir es un arte. Escribir bien es una técnica. En el lenguaje, como en cualquier otra disciplina, existen técnicas que funcionan y técnicas que no. Conocerlas y saber la diferencia puede marcar el éxito o el fracaso de tu negocio.

Sólo hay un ingrediente clave para una buena escritura: un buen redactor.

La composición de un buen texto de ventas se compone de tres fases: planificación, ejecución y revisión.

A la hora de planificar nuestro texto deberemos tener en cuenta quién es nuestra audiencia, nuestro destinatario ideal. Para ello será imprescindible que tengamos una imagen mental de nuestro cliente objetivo o, como se dice ahora, buyer persona.

Llámalo como quieras, pero cuanto más definido tengas el perfil de tu cliente objetivo más efectivos serán los textos que puedan componer.

En esta planificación también tendrás que recopilar toda la información que necesites sobre tu producto. ¿Qué ventajas tiene sobre otros de características similares? ¿Cómo podemos potenciarla? ¿Existe un factor que justifique su precio? ¿Por qué lo necesita tu cliente? Cuanta más información tengas de antemano, más sencillo será el proceso de redacción.

Hasta aquí la mayor parte de la gente se defiende con soltura. Es fácil: qué quiero vender y a quién. El problema llega a la hora de ponerse manos a la obra.

¿Cómo redacto mi texto para que mi cliente no se aburra?

Esta pregunta tiene truco porque en realidad va muy relacionada con el apartado de la planificación. Si la información que presentas es interesante, muy mala tiene que ser tu redacción para que el cliente se vaya sin terminar la lectura.

En internet encontrarás con frecuencia que tienes que redactar párrafos cortos, muy cortos, porque el margen de atención del usuario es breve. Acostumbrados a estar bombardeados constamtente por muchísima información, si a tu cliente no le interesa lo que dices se irá.

Sin embargo, el uso constante de párrafos muy cortos transmite la sensación de falta de profundidad, de dominio en el tema que se expone y de comprensión del producto. ¿En qué se traduce esto? En pérdida de credibilidad y confianza.

Existe una fina línea que separa una lectura ilegible y densa de un listado inconexo de virtudes de un producto. Aquí es donde entra en juego el saber hacer de un buen redactor web. La experiencia y la profesionalidad del escritor que contratemos será determinante.

 

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